miércoles, 5 de diciembre de 2012

implantacio de cateter para dialisis (fistula)


Implantación quirúrgica directa  de catéter permanente para hemodiálisis en vena cava (superior o inferior)

En casos extremos, en que el deterioro generalizado del sistema vascular (arterial y venoso) no permite la
práctica, con unas mínimas posibilidades de éxito, de las técnicas quirúrgicas referidas, queda como
última alternativa la implantación directa de un catéter permanente en vena cava, ya sea superior o inferior, mediante acceso quirúrgico directo a la misma.












Figura 10. Catéteres permanentes para hemodiálisis implantados directamente en vena cava inferior por vía extraperitoneal. en el supuesto que todavía conserven una aceptable permeabilidad. A cava superior puede accederse a través de una miniesternotomía y a cava inferior por vía extraperitoneal en fosa iliaca (Fig. 10).

Conclusiones

La indicación de practicar un AV para HD, en un
principio, es del nefrólogo correspondiente que valorará la situación general del paciente y sus expectativas de supervivencia. Si el criterio es positivo, el cirujano vascular valorará el estado del sistema vascular y la alternativa factible técnicamente, considerando el riesgo quirúrgico y las posibles complicaciones, así como la calidad de vida que implique.

Debe tenerse en cuenta que el tipo de paciente al que nos estamos refiriendo es el de un paciente termi-nal, cuya supervivencia depende de su HD, que no tiene una indicación o posibilidad de trasplante renal, en el que ya no es factible la diálisis peritoneal y en el que ya se han realizado multitud de AV convencionales que han fracasado. En definitiva, en el que ya sólo quedan dos alternativas: el AV con todas las dificultades y todas las posibles complicaciones o la muerte.

Por ello, en el momento actual la decisión de la supervivencia de este tipo de paciente recae, en su mayor parte, sobre el cirujano vascular, ya que el nefrólogo necesita del AV para seguir tratando al paciente con HD.

Ello hace que el cirujano vascular tenga que revestirse del espíritu de aquellos intrépidos conquistadores portugueses que canta Camoens en el libro V de Os Lusíadas y, parafraseando aquellos versos, debe proponerse que no ha de arredrarse ante la dificultad y ‘donde arteria o vena hubiese, allá
llegare’.
Sólo con este espíritu, con imaginación y con e ldesarrollo de toda su capacidad y habilidad técnica se puede afrontar la loable tarea de prolongar la vida del paciente, fin primordial, cuando no es factible la curación, del acto médico.

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