miércoles, 5 de diciembre de 2012
dieta en dialisis
La alimentación en la diálisis peritoneal
A la hora de hablar de alimentación en el paciente en diálisis peritoneal hay que tener en cuenta, que debido a las características de la técnica, el paciente va a tener una situación bastante estable en cuanto a niveles de electrolitos y otras sustancias en sangre ya que el proceso dialítico es continuo, por lo que su alimentación va a ser más “libre”, sin tantas restricciones como en pacientes tratados por otras técnicas de diálisis.
Cuando decimos “libre” no queremos decir que no deben llevar un control alimentario sino que este control va a ser menos exhaustivo que en otros pacientes. Las pautas alimentarías en ambos casos son muy similares, así que hablaremos de un mismo patrón alimentario para los pacientes con ambas técnicas dialíticas, aunque sin olvidar que la definición concreta de la dieta la determinarán las características propias de cada paciente.
El líquido de diálisis que se utiliza en la diálisis peritoneal puede presentar una elevada concentración en glucosa, de la que se calcula que el 80% es absorbido por el paciente. Esto condiciona la alimentación en dos sentidos. Primero, a la hora de establecer el aporte calórico debemos tener en cuenta la cantidad de energía que le va a aportar el dializado, para no suministrar al organismo un exceso de energía que se acumulará en forma de grasa. Segundo, dado que los hidratos de carbono que aporta el dializado son simples, es decir, de absorción rápida, en la dieta deberán predominar los hidratos de carbono complejos o de absorción lenta.
Además, la bibliografía nos indica que con el tiempo, en la diálisis peritoneal ambulatoria continua aumentan los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre. Esto nos obliga a tomar una serie de medidas dietéticas concretas: evitar el sobrepeso, es decir, intentar mantenernos en una franja de peso adecuado para la persona; controlar la cantidad de colesterol que aportamos en la alimentación, así como la cantidad de las grasas en general y, en especial, las grasa saturadas: el exceso de hidratos de carbono simples y la toma de alcohol.
Otro problema nutricional común es la saciedad precoz. El volumen intraabdominal del liquido de dializado puede hacer que se sienta lleno y tenga dificultades para consumir nutrientes suficientes, en particular proteínas. Puede ser útil que drene el líquido de dializado antes de comer y que vuelva a reinfundirse con intercambio libre al termino de la comida. Las comidas frecuentes de pequeño volumen también pueden ayudar a mejorar la sensación de plenitud.
El aumento de peso se observa habitualmente en la diálisis peritoneal ambulatoria continua. El líquido de dializado contribuye a una carga calórica importante. El evitar un aumento excesivo de peso es un aspecto importante a cuidar en la dieta, especialmente cuando se utilizan concentraciones superiores de dextrosa en el líquido de dializado.
Como se puede observar, al hablar de la alimentación de una persona tratada con diálisis peritoneal hay que tener muchos factores en cuenta. A partir de ahora iremos viendo poco a poco cuáles son todas y cada una de las necesidades de paciente y cómo va a ser posible cubrirlas todas con una adecuada alimentación.
implantacio de cateter para dialisis (fistula)
Implantación quirúrgica directa de catéter permanente para hemodiálisis en vena cava (superior o inferior)
En casos extremos, en que el deterioro generalizado del sistema vascular (arterial y venoso) no permite la
práctica, con unas mínimas posibilidades de éxito, de las técnicas quirúrgicas referidas, queda como
última alternativa la implantación directa de un catéter permanente en vena cava, ya sea superior o inferior, mediante acceso quirúrgico directo a la misma.
Figura 10. Catéteres permanentes para hemodiálisis implantados directamente en vena cava inferior por vía extraperitoneal. en el supuesto que todavía conserven una aceptable permeabilidad. A cava superior puede accederse a través de una miniesternotomía y a cava inferior por vía extraperitoneal en fosa iliaca (Fig. 10).
Conclusiones
La indicación de practicar un AV para HD, en un
principio, es del nefrólogo correspondiente que valorará la situación general del paciente y sus expectativas de supervivencia. Si el criterio es positivo, el cirujano vascular valorará el estado del sistema vascular y la alternativa factible técnicamente, considerando el riesgo quirúrgico y las posibles complicaciones, así como la calidad de vida que implique.
Debe tenerse en cuenta que el tipo de paciente al que nos estamos refiriendo es el de un paciente termi-nal, cuya supervivencia depende de su HD, que no tiene una indicación o posibilidad de trasplante renal, en el que ya no es factible la diálisis peritoneal y en el que ya se han realizado multitud de AV convencionales que han fracasado. En definitiva, en el que ya sólo quedan dos alternativas: el AV con todas las dificultades y todas las posibles complicaciones o la muerte.
Por ello, en el momento actual la decisión de la supervivencia de este tipo de paciente recae, en su mayor parte, sobre el cirujano vascular, ya que el nefrólogo necesita del AV para seguir tratando al paciente con HD.
Ello hace que el cirujano vascular tenga que revestirse del espíritu de aquellos intrépidos conquistadores portugueses que canta Camoens en el libro V de Os Lusíadas y, parafraseando aquellos versos, debe proponerse que no ha de arredrarse ante la dificultad y ‘donde arteria o vena hubiese, allá
llegare’.
Sólo con este espíritu, con imaginación y con e ldesarrollo de toda su capacidad y habilidad técnica se puede afrontar la loable tarea de prolongar la vida del paciente, fin primordial, cuando no es factible la curación, del acto médico.
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